Rincón literario

 

 

 


 

 

 

 

 El amor es ... (Pablo de Tarso, 1ª Corintios 13,1-9)

 

Pablo de Tarso, originalmente Saulo, también llamado San Pablo Apóstol y San Pablo de Tarso († 67), es considerado por muchos cristianos como el discípulo más importante de Jesús, a pesar de que nunca llegó a conocerlo, y después de Jesús, la persona más importante para el cristianismo. Pablo es reconocido por muchos cristianos como un santo. Hizo mucho para introducir el cristianismo entre los gentiles y es considerado como uno de las fuentes significativas de la doctrina de la iglesia primitiva.

Nació entre el año 5 y el año 10 en Tarso, en la región de Cilicia, en la costa sur de Asia Menor (la actual Turquía). La ciudad de Tarso tenía concedida la ciudadanía romana.

Hijo de hebreos y descendiente de la tribu de Benjamín, en su adolescencia fue enviado a Jerusalén, donde estudia con el famoso rabino Gamaliel uniéndose a los fariseos.

Tras la muerte de Jesús, hacia el año 33, comienzan a formarse grupos de

seguidores de Jesús. Pablo de Tarso fue un activo perseguidor de estas comunidades. En el año 36 se convirtió al cristianismo, que según cuenta el libro de Los Hechos de los Apóstoles, fue gracias a una aparición de Cristo, camino de la ciudad de Damasco.
 

 

1ª Corintios 13, 1-9 

Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden.


Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada.

 

Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.

Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites.

El amor no pasa nunca. ¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará.

Quizás en esta carta de San Pablo a los Corintios encontramos  una de las descripciones más profundas y más completas del amor, en ella se establece toda una filosofía de vida ya que constituye al amor como una parte nuclear del ser: “ si no tengo amor, no soy nada”.

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define al amor como:Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”. En esta definición el amor aparece por una necesidad de buscar algo de otro, se busca el encuentro de algo para nuestro beneficio y probablemente es este hecho lo que lo hace diferente a la interpretación  paulina. En el concepto que establece Pablo en su carta, el amor no busca nada para uno mismo, “disculpa, cree, espera y aguanta sin límites”  sin esperar nada a

cambio, es la generosidad llevada a su máxima expresión, es el “amor por el amor”.

 

Si todavía sigues leyendo mi comentario, una vez llegado a este punto te preguntaría: ¿no choca este concepto del amor con el mundo en el que vivimos? En este mundo consumista, hedonista, egoísta y nada comprometido, a no ser con uno mismo, molestan estas reflexiones, y es por eso por lo que empezaba este párrafo con un   “Si todavía sigues leyendo…” ya que si es así, entonces tu eres uno de esos comprometidos con la vida, con el mundo, con los valores humanos, uno de esos a los que no le rechinan los dientes al hablar de estas cosas y de los que no se avergüenzan de “querer” .

 
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