Rincón literario

 

 

 


 

 

 

 

Los Miserables (Víctor Hugo)

Víctor Hugo (1802-1885) fue poeta, novelista y dramaturgo. Sus obras más célebres son las novelas Los miserables y Nuestra Señora de París y el drama histórico Cromwell, cuyo prólogo se considera un manifiesto de la corriente artística del Romanticismo. Participó activamente de la política de su tiempo. Se exilió por oposición a Napoleón III. Al volver, fue miembro del Senado. Siempre hizo lugar en sus escritos a la crítica social.

Los Miserables es una franca denuncia de la pobreza, no sólo de una sociedad sino también del género humano. Catalogada como la primera novela social de su época, Los Miserables, es una de obras literarias más famosas de todos los tiempos. Es la historia de Jean Valjean, un convicto que estuvo injustamente encarcelado durante 19 años por haber robado una rebanada de pan. Al ser liberado de su injusta condena, Valjean trata de escapar de su pasado, lleno de maldad y depravación, para vivir una vida digna y honesta. Sin embargo, esto se ve truncado al ser reconocido por el inspector Javert, quien lo persigue obsesionadamente para enviarlo de nuevo a prisión. Esta persecución consume la vida de ambos hombres, terminando en un inesperado desenlace.

Víctor Hugo

 

 

"Los Miserables" (fragmento)

 

-Me llamo Jean Valjean: soy presidiario. He pasado en presidio diecinueve años. Estoy libre desde hace cuatro días y me dirijo a Pontarlier. Vengo caminando desde Tolón.

Hoy anduve doce leguas a pie. Esta tarde, al llegar a esta ciudad, entré en una

posada, de la cual me despidieron a causa de mi pasaporte amarillo, que había presentado en la alcaldía, como es preciso hacerlo. Fui a otra posada, y me echaron fuera lo mismo que en la primera. Nadie quiere recibirme. He ido a la cárcel y el carcelero no me abrió. Me metí en una perrera, y el perro me mordió. Parece que sabía quién era yo. Me fui al campo para dormir al cielo raso; pero ni aun eso me fue posible, porque creí que iba a llover y que no habría un buen

Dios que impidiera la lluvia; y volví a entrar en la ciudad para buscar en ella el quicio de una puerta. Iba a echarme ahí en la plaza sobre una piedra, cuando una buena mujer me ha señalado vuestra casa, y me ha dicho: llamad ahí. He llamado: ¿Qué casa es ésta? ¿Una posada? Tengo dinero. Ciento nueve francos y quince sueldos que he ganado en presidio con mi trabajo en diecinueve años. Pagaré. Estoy muy

cansado y tengo hambre: ¿queréis que me quede?

-Señora Magloire -dijo el obispo-, poned un cubierto más.

El hombre dio unos pasos, y se acercó al velón que estaba sobre la mesa. -Mirad -dijo-, no me habéis comprendido bien: soy un presidiario. Vengo de presidio y sacó del bolsillo una gran hoja de papel amarillo que desdobló-. Ved mi pasaporte amarillo: esto sirve para que me echen de todas partes. ¿Queréis leerlo? Lo leeré yo; sé leer, aprendí en la cárcel. Hay allí una escuela para los que quieren aprender. Ved lo que han puesto en mi pasaporte: "Jean Valjean, presidiario cumplido, natural de..." esto no hace al caso... "Ha estado diecinueve años en presidio: cinco por robo con fractura;catorce por haber intentado evadirse cuatro veces. Es hombre muy peligroso." Ya lo veis, todo el mundo me tiene miedo. ¿Queréis vos recibirme? ¿Es esta una posada? ¿Queréis darme comida y un lugar donde dormir? ¿Tenéis un establo?

-Señora Magloire -dijo el obispo-, pondréis sábanas limpias en la cama de la alcoba.

La señora Magloire salió sin chistar a ejecutar las órdenes que había recibido.

El obispo se volvió hacia el hombre y le dijo:

-Caballero, sentaos junto al fuego; dentro de un momento cenaremos, y mientras cenáis, se os hará la cama.

La expresión del rostro del hombre, hasta entonces sombría y dura, se cambió en estupefacción, en duda, en alegría. Comenzó a balbucear como un loco:

¿Es verdad? ¡Cómo! ¿Me recibís? ¿No me echáis? ¿A mí? ¿A un presidiario? ¿Y me llamáis caballero? ¿Y no me tuteáis? ¿Y no me decís: "¡sal de aquí, perro!" como acostumbran decirme? Yo creía que tampoco aquí me recibirían; por eso os dije en seguida lo que soy. ¡Oh, gracias a la buena mujer que me envió a esta casa voy a cenar y a dormir en una cama con colchones y sábanas como todo el mundo! ¡Una cama! Hace diecinueve años que no me acuesto en una cama. Sois personas muy buenas. Tengo dinero: pagaré bien. Dispensad, señor posadero: ¿cómo os llamáis? Pagaré todo lo que queráis. Sois un hombre excelente. Sois el posadero, ¿no es verdad?

-Soy -dijo el obispo- un sacerdote que vive aquí.

-¡Un sacerdote! -dijo el hombre-. ¡Oh, un buen sacerdote! Entonces ¿no me pedís dinero? Sois el cura, ¿no es esto? ¿El cura de esta iglesia?

Mientras hablaba había dejado el saco y el palo en un rincón, guardado su pasaporte en el bolsillo y tomado asiento.

 -Señor cura -dijo el hombre-, sois bueno; no me despreciáis, me recibís en vuestra casa.

Encendéis las velas para mí. Y sin embargo, no os he ocultado de donde vengo, y que soy un miserable.

Según la definición que aparece en el diccionario, miserable es: 1.- Desdichado, infeliz; 2.- Abatido, sin fuerza ni valor; 3.- Mezquino; 4.- Perverso, abyecto, canalla.

Jean Valjean en esta obra representa la primera acepción, el desdichado e infeliz, y la sociedad en la que en ese momento vive, la perversa, abyecta y canalla, a parte de injusta. La vida hace que en determinadas circunstancias nos revistamos con las dos definiciones, por un lado cuando sufrimos por los avatares que se nos presentan, normalmente en una situación de pasividad, sufrir la infelicidad, y por otro lado cuando somos nosotros los que hacemos sufrir. ¡Qué difícil es vivir sin hacer sufrir a alguien! Si lo pensamos fríamente: nuestras decisiones, nuestras actitudes, nuestras indiferencias, nuestras ausencias… ¿Qué es más fácil, hacer feliz o infeliz a los que están a nuestro alrededor?

La felicidad en esta vida no se consigue con “tener” muchas cosas, aunque es el paradigma que la sociedad nos impone, al contrario, cuanto más tenemos más necesitamos. La felicidad la tenemos que buscar hacia dentro, y de lo que sale de nosotros, como es el “eco” que producen nuestras maniobras conscientes para evitar que haya más “miserables” a nuestro alrededor, es decir, cuando nos damos a nosotros mismos.

En internet puedes encontrar links a la obra completa como el siguiente:

http://historia.fcs.ucr.ac.cr/biblioteca/esociales/VictorHugoLOSMISERABLES2.pdf#search=%22

Los%20miserables%22

 
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