1. Valorar y reforzar las
fuerzas positivas de nuestra alma. Descubrir y disfrutar de todo lo bueno
que tenemos. Sacar jugo al gozo de que nuestras manos se muevan sin que sea
preciso para este descubrimiento las manos muertas de un paralítico.
2. Asumir después
serenamente las partes negativas de nuestra existencia. No encerramos
masoquísticamente en nuestros dolores. No magnificar las pequeñas cosas que
nos faltan. No sufrir por temores o sueños de posibles desgracias que
probablemente nunca nos llegarán.
3. Vivir abiertos hacia el
prójimo. Pensar que es preferible que nos engañen cuatro o cinco veces en la
vida que pasamos la vida desconfiando de los demás. Tratar de comprenderles
y de aceptarles tal y como son, distintos a nosotros. Pero buscar también en
todos más lo que nos une que lo que nos separa. Ceder siempre que no se
trate de valores esenciales con nuestro egoísmo.
4. Tener un gran ideal,
algo que centre nuestra existencia y hacia lo que dirigir lo mejor de
nuestras energías. Caminar hacia él incesantemente, aunque sea con algunos
retrocesos. Aspirar siempre a más, pero no a demasiado más. Dar cada día un
paso. No confiar en los golpes de la fortuna.
5. Creer descaradamente en
el bien. Tener confianza en que a la larga -y a veces muy a la larga-
terminará siempre por imponerse. No angustiarse si otros avanzan
aparentemente más deprisa por caminos torcidos. Creer en la también lenta
eficacia del amor. Saber esperar.
6. En el amor, preocuparse
más por amar que por ser amados. Estar siempre dispuestos a revisar nuestras
propias ideas, pero no cambiar fácilmente de ellas.
7. Elegir, si se puede, un
trabajo que nos guste. Y, si esto es imposible, tratar de amar el trabajo
que tenemos, encontrando en él sus aspectos positivos.
8. Revisar constantemente
nuestra escala de valores. Cuidar de que el dinero no se apodere de nuestro
corazón, pues es un ídolo difícil de arrancar de él cuando nos ha hecho sus
esclavos.
9. Descubrir que Dios es
alegre, que una religiosidad que atenaza o estrecha el alma no puede ser la
verdadera, porque Dios o es el Dios de la vida o es un ídolo.
10. Procura sonreír con
ganas o sin ellas. Estar seguros de que el hombre es capaz de superar muchos
dolores, muchos más de lo que él mismo sospecha.”