"Cada
vez que, al crecer, tengas ganas de convertir las cosas equivocadas en cosas
justas, recuerda que la primera revolución que hay que realizar es dentro de
uno mismo, la primera y la más importante. Luchar por una idea sin tener una
idea de uno mismo es una de las cosas más peligrosas que se pueden hacer.
Cada vez que te sientas extraviada, confusa,
piensa en los árboles, recuerda su manera de crecer. Recuerda que un árbol de
gran copa y pocas raíces es derribado por la primera ráfaga de viento, en
tanto que un árbol con muchas raíces y poca copa a duras penas deja
circular su sabia. Raíces y copa han de tener la misma medida, has de estar
en las cosas y sobre ellas: sólo así podrás ofrecer sombra y reparo, sólo
así al llegar la estación apropiada podrás cubrirte de flores y de frutos.
Y luego, cuando ante ti se abran muchos
caminos y no sepas cuál recorrer, no te metas en uno cualquiera al azar:
siéntate y aguarda. Respira con la confiada profundidad con que respiraste
el día en que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga: aguarda
y aguarda más aún. Quédate quieta, en silencio, y escucha a tu corazón. Y
cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve"