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Don Quijote: Fantasía y realidad
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Esta semana pasada se
ha conmemorado la muerte de Cervantes, coincidiendo con
la entrega del premio que lleva su nombre al mejicano
José Emilio Pacheco. Por este motivo nos ha parecido
oportuno incluir en nuestro rincón semanal una
referencia a Cervantes, y qué mejor forma que hacerlo a
través de su inmortal Don Quijote.
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Fantasía y realidad
Don Quijote vive en un
mundo propio generado por su “locura” en el que
coexisten realidad y fantasía. Al principio, la locura
de Don Quijote parece cómica, pero gradualmente se va
complicando hasta el punto en el que incluso el lector
deja de sentirse seguro acerca de cuál es la verdadera
realidad. Por otra parte y, quizás, el punto donde
reside el éxito de la obra está en que podemos conocer
la variedad infinita de los personas mediante un
personaje que nos muestra un valor humano incalculable.
Por eso y, a pesar de Don Quijote que provoque la risa
en el lector, ésta siempre será amarga, pues el
protagonista de la novela siempre persigue los más altos
ideales que, por otra parte, son inalcanzables. Como el
ideal no es posible en nuestro mundo imperfecto, el
héroe siempre fracasará estrellándose contra la dura
realidad.
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En cuanto a la
relación entre Don Quijote y Sancho, Don Quijote
representa al idealista (a la fantasía). El piensa
en sí mismo como en un real caballero andante, sin
embargo Sancho representa por contraposición al
realista, es quien se preocupa por el sentido
práctico de las cosas. Es astuto, egoísta, pero al
mismo tiempo bondadoso y leal. |
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De este modo, se
puede pensar que Don Quijote y Sancho no son figuras
contrarias sino una misma figura que muestra la
complejidad de la persona materialista e idealista a
la vez, una perfecta mixtura de fantasía y realidad.
En nuestra vida,
en nuestra forma de ser y de pensar, tenemos un Don
Quijote y un Sancho, una parte de fantasía y una de
realidad, de forma que cuanto más equilibradas
estén, más armonía interior encontraremos y por lo
tanto más “amigos” de la vida seremos.
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La parte de fantasía yo la relaciono con lo que son
nuestras ideas y percepciones que conforman nuestra
realidad subjetiva, que si se convierte en la parte
predominante, puede hacernos desembocar en una
“locura quijotesca”; ya que veríamos el mundo a
través de nuestras propias y únicas lentes. Si esta
fantasía la complementamos con lo que podríamos
llamar realidad plural, es decir la parte externa y
objetiva, el resultado sería que nuestra fantasía,
permeable a la vez, fuese impregnada del realismo
necesario en ese equilibrio.
Esta aceptación de la realidad externa requiere un
proceso interno de apertura, tolerancia, aprendizaje
y de ser consciente que nuestra visión, percepción,
“fantasía”, no es lo que configura únicamente la
realidad. Si esto no lo conseguimos, e identificamos
nuestra percepción de la realidad como la verdad
absoluta, nos volveremos un poco Don Quijote, que se
creía en posesión de la misma y por lo tanto cayó en
el más absoluto de los ridículos incluso ante su
propio lacayo y amigo Sancho.
Si somos conscientes de la diversidad de realidades
existentes, esto nos dará una visión ante cualquier
conflicto interpersonal que nos llevará a una
posición de escucha, de tolerancia y comprensión de
posturas distintas a las nuestras, lo que sin duda
nos acercará más a la actitud consciente de
pluralidad, diversidad y diferencia, lo que nos hará
crecer como persona.
Feliz semana
LH Abril 2010 |
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